
Los segundos se escurrieron como gotas de lluvia en el tejado,
Fundido en el variable tiempo,
Uno en ti, y con tu cuerpo,
Palpé gustoso el dulce rojo de tu boca bella;
Perdido en el aroma frutal de tu cabello nocturno,
Saboreé la sal bendita de tu piel de coral.
Movimiento constante, profunda pasión,
Placer chocolatoso, lento vaivén rosa;
Rápido embate profundísimo, tensión roja impetuosa,
Roce, unión, fundición,
Yo, dueño y señor de nuestra pequeña expiración.
Morimos juntos un poquito,
Íntimos en la armonía musical de las respiraciones mescladas,
Muriendo y naciendo en la rítmica danza de dos cuerpos en uno;
El éxtasis primorosamente agridulce nos desbordó,
Perdimos el control, y el amor se hizo explosión,
Embriaguez azul y frugosa,
Acaramelado frenesí del corazón.
Diego E.
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