Te veo desde lejos, busco tu mirada,
no encuentro la manera de acercarme a ti;
me gustaría escuchar tu voz de cerca,
si lo permites, quisiera sentir tu aliento, tu respiración…
Permíteme acariciar tu piel con toda mi piel,
permítenos ser uno y nada al tiempo.
Déjame recorrer tus caminos, tus pliegues,
vámonos al nacimiento y a la muerte,
regocijémonos en el néctar divino de la pasión…
Pero antes, si no es mucho atrevimiento,
¿Podrías decirme como te llamas?
Diego E.
verdaderamente hermoso,que manera de escribir.
ResponderEliminarMe alegra en extremo que te guste, honor que me haces, espero volver a saber de ti muy pronto...
Eliminar